Un paraíso de la trucha 

*En la zona conurbada de Xalapa, decenas de hayas rodean y dan sombra a una granja de trucha

Juan David Castilla

San Andrés Tlalnelhuayocan, Ver.-  El agua se escucha a varios metros de distancia. El aire es limpio, fresco y sacude las hojas de los árboles que adornan el entorno en la localidad Rancho Viejo.

Más de 30 metros de altura miden las decenas de hayas que rodean y dan sombra al sitio en el municipio de San Andrés Tlalnelhuayocan, una zona conurbada con Xalapa. Un ambiente húmedo, agradable, tranquilo; lejos del smog y de la contaminación que producen las grandes ciudades.

Sobre el camino a Chapulines hay un puente antiguo, desde donde se observa la granja y restaurante Vega de las Hayas, a un costado del río Pixquiac, mismo que nace de los escurrimientos del Cofre de Perote, entre los 2 mil 500 y 3 mil metros sobre el nivel del mar.

El arroyo mencionado es una de las fuentes de abastecimiento de agua para los municipios de Xalapa y Coatepec, así como también, el principal atractivo turístico del negocio truchero, resultando un sitio paradisiaco para degustar ricos platillos.

Cientos de truchas aletean y se escabullen en tres estanques que reciben mantenimiento de forma periódica para su conservación y garantizar que los clientes elijan el mejor producto, que posteriormente sería llevado a cocina y luego a su mesa.

Una báscula luce a un costado de la pila de agua más pequeña, bajo una carpa construida con una estructura de manera y techo de lámina, donde se determina el precio de cada producto, dependiendo de su peso.

A unos metros se encuentra una cabaña, donde son preparados los alimentos y hay un área con varias sillas y mesas para recibir a los turistas que prefieren pasar un rato familiar en un establecimiento al aire libre, con un concepto campestre, para evitar contagios de SARS-COV-2 (COVID-19).

El restaurante cuenta con un amplio espacio de estacionamiento. Al interior, también se garantiza la sana distancia, se recomienda el uso de cubrebocas y la aplicación de gel antibacterial para ingresar.

La trucha es preparada al gusto de los comensales; frita o empapelada, con diversos ingredientes: al mojo de ajo, salsa verde con acuyo, al cacahuate, al chiltepín o hasta con ajonjolí.

Los precios son accesibles, van de los 80 a los 150 pesos, dependiendo la preparación y el tamaño de la trucha que elijan los clientes; sin embargo, la sazón es única e inolvidable para la mayoría de quienes visitan el sitio.

Junto al río Pixquiac, afuera del restaurante, se observan también grandes piedras de río donde las personas pueden tomarse la foto del recuerdo con sus familiares.

 

 

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