*El Pueblo Mágico de Orizaba hace suya la creación del alimento que atribuyen a la decisión de la Emperatriz Carlota y su esposo Maximiliano de Habsburgo para rendir tributo al Volcán Citlaltépetl
Miguel Ángel Contreras Mauss
Orizaba, Ver.- No solo es una delicia culinaria, sino también una pieza viva de historia que se remonta a la época del virreinato.
Curiosamente el Pambazo, que hoy es un alimento accesible y popular, sus orígenes están ligados a la nobleza y a una petición real. La historia del pambazo comienza con la Emperatriz Carlota y su esposo, Maximiliano de Habsburgo.
Desde el típico de frijol con chorizo hasta con las carnes más finas, es como se puede disfrutar un pambazo de Orizaba, ciudad que -según la historia- es cuna de esta joya.
Cuenta la leyenda que maravillados por la majestuosidad del Volcán Citlaltépetl, la pareja real inspiró al chef Josef Tüdos a crear un platillo que capturara la belleza natural del lugar. El artista diseñó el pambazo con una forma que recuerda al Pico del coloso, utilizando harina para representar la nieve que cubre su cumbre.
Originalmente conocido como ‘pan basso’ o ‘pan bajo virreinal’, el nombre evolucionó hasta convertirse en el ‘pambazo’ que conocemos hoy.
Para quienes visitan Orizaba, probar un pambazo es una experiencia obligada que ofrece una conexión única con la historia y la tradición de esta encantadora ciudad. Así, no solo deleita el paladar, sino que también nos invita a explorar y celebrar la rica herencia cultural de Veracruz.
La preparación es un arte en sí mismo. El pan, similar a una telera pero más denso, se abre y se rellena con mayonesa, frijoles y chorizo. Sin embargo, a lo largo del tiempo su relleno ha ido cambiando, pues a la actualidad puede contener ingredientes como cortes finos.
El conjunto de ingredientes crea una explosión de sabores y texturas que hacen del pambazo una experiencia gastronómica única.