Los rostros del recuerdo

*Los figuras imaginarias de Virgilio Hervert dan identidad y pertenencia a un pueblo

Édgar Ávila Pérez

Tempoal, Ver.- Durante horas y días, las guvias y formones van cavando en el trozo de mandera de cedro. Unas manos virtuosas hacen ceder al sólido tronco y surgen líneas que en su conjunto se transforman en rostros imaginarios.

Al mirar a su abuelo y a su padre, nacidos artesanos en la huasteca veracruzana, Virgilio Gerardo Hervert Cruz entendió cómo transformar la madera en semblantes de diablillos, calaveras, catrinas, ancianos y, sobre todo, “bocones” que se burlan de la muerte.

“Viendo a mi padre cómo lo hacía y me daba una idea de cómo hacerlo”, cuenta Virgilio, a quien le invade una emoción darle forma a máscaras que nacieron como parte de una festividad del pueblo.

Cuando cientos de pobladores buscan burlar a la muerte en el cénit del Xantolo, la fiesta de la “abundancia de Santos” más grande de la huasteca, entonces cambian su rostro: coloridas máscaras boconas se ríen a carcajadas de la huesuda.

La metamorfosis de sus pobladores se lleva de la mano de Virgilio, un hombre de 34 años que gracias a su habilidad y originalidad ha logrado codiciadas obras de arte.

“Entre más le doy vueltas a la madera siento que la quiero ver terminada y la quiero ver más avanzada, así puedo estar todo el tiempo y el tiempo se me va, porque es algo que me gusta hacer”, describe el galardonado con el Premio Anual Artesanal Veracruzano 2020 en Talla en madera y máscaras.

Las caretas forman parte de su vida y estirpe: a los ocho años, en las calles, vendía las que labraba su padre Virgilio Hervert Guillermo, quien aprendió el oficio del abuelo Paulino en la comunidad Mesillas.

“Yo empecé a hacer cuando estaba en la prepa, porque en la escuela para bailar, teníamos que hacer una y era una obligación y entonces hice mi propia máscara”, dice y recuerda aquella anécdota que acabó marcando su vida.

Al pasar horas tallando, lijando, sellando y pintando, entiende que sus máscaras representan identidad, pertenencia y sentimientos… pero también representan los recuerdos de aquel que se fue.

Sus manos recrean rostros de abuelos. Familias lo buscan para inmortalizar a los hombres mayores, ejemplo en las familias, y entonces un nuevo proceso de creación.

“Cuando es rostro de una persona que ya falleció siento la necesidad de perdir permiso, le hablo a la foto: déjeme tallarlo, tu familia te quiere recordar. Sino le pido permiso siento que no la voy a poder hacer”, dice.

En estas calles de su pueblo natal, en Todos Santos, hombres disfrazados con máscaras de madera artesanales representan la materialización de las almas de los muertos, pero también el gozo de los vivos.

“Aquí las ocupamos para burlar a la muerte, bailamos representando a algún difunto y cantando y bailamos en las calles…. se nos va todo el cansancio, sentimos como si bailaramos por primera vez”, afirma Virgilio, quien ayuda a mantener vivo el recuerdo de aquel que se adelantó.

 

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