Barbacoa de pollo de rancho

La cocinera tradicional del municipio de Xico, Porfiria Tepetla lamenta que ahora las familias coman a distintas horas y lugares


Oscar Sánchez

Porfiria Tepetla Juárez, una mujer menudita, tiene frescas en la memoria las palabras de su abuelita, Doña Luz Guapillo García, quien le transmitió el arte de cocinar.

Lo primero que supo, antes que aprender los ingredientes, porciones y guisos, fue que la comida es el momento más importante de una familia.

“Estas valorando lo que es tú familia y si tú comes algo en unión de familia te llenas de una satisfacción en un ambiente hogareño, así sean unos frijoles hervidos con cilantro o a la mexicana”, recuerda.

En la región montañosa de Xico, donde ambas nacieron, la matriarca le explicó que de nada servía preparar una buena comida, si en casa todo andaba mal.

“De qué sirve si a veces podemos comer cosas muy buenas  si hay problemas, pleitos… esa comida no te sabe aunque esté guisada de la mejor manera”, dice.

Doña Luz le dio la luz necesaria y la guía para guisar con mucho amor, cariño, ternura y  con limpieza.

“También me enseñó a compartir la comida, a estar en paz y tranquilidad”, agrega la mujer, una de las exponentes de la cocina tradicional veracruzana.

En el Taller de Cocina Acuyo, que encabeza la maestra Raquel Torres, lamenta que ahora las familias coman a distintas horas y lugares, ya no en el hogar.

“Se extraña  mucho porque cada quien come a la hora que quiere y lo que quiere y no se trata de eso. Se trata de comer una comida, lo que haya en la casa. Si hay frijoles, frijoles comemos, si hay un caldito de pollo, pues, el pollo”, agrega.

Cuando en un hogar ya no se cocina, advierte, se siente vacío, como un estomago que no ha probado bocado en horas o días.

“No te sientes bien, sino has tomado un buen café no te sientes satisfecho como que sientes que algo te falta y así es la cocina cuando no hay un comida, cuando no hay ni siquiera frijoles”.

Tras el aprendizaje espiritual, entonces la abuela y nieta elaboraron un sinfín de platillos, desde tamales de varios sabores, hasta adobos, pollo en chileatole, mole y caldo blanco.

“A mí me encantan los chayotes, nunca me chocan y me encantan hacerlos así encebollados con quesitos o quelites cebolla, chile y queso”, dice y sus ojos se iluminan.

Madre soltera, su cuero de hincha de orgullo cuando prepara alimentos para sus hijos, sobre todo porque se trata de verdura que en mucha ocasiones cultiva en su huerto familiar, con abono natural y agua limpia

“Siento una satisfacción, una alegría porque siento que a mis hijos les estoy dando a comer algo nutritivo: un pollo de granja que casi no comemos por la economía, segunda porque soy mamá soltera y a veces no alcanza el dinero y a veces prefiero gastar en el bono para sembrar papa o ejote que comprar un pedazo de carne porque sé que de mi siembra me va a salir para más”, cuenta.

Odia comprar en almacenes o supers trasnacionales, prefiere con su masa tamalitos rojos con calostro o requesón o tlayoyos, tortillas de frijol  y gordas  de salsa de chile seco, todo ello acompañado con un buen café caliente.

Su platillo Favorito, la Barbacoa de pollo de rancho:

“Se asa el chile ancho, chile guajillo, tambien unos 5 tomates y la mitad de una cebolla y ajo. Todo bien asadito se limpia y se pone tantito a que se ablande el chile y lo molemos en metate o licuadora. Una vez que ya se coció el pollo de rancho, freímos el chilito, que no quede ni aguado ni espeso y le agregamos hoja de acuyo y hoja de aguacate y se hierve en la cazuela. Pasamos las piezas de pollo a la cazuela y un arroz rojo y tortillas calientes. Es mi comida favorita”.

Foto: Identidad Veracruz

 

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