Los cuatro vigías del parque xalapeño

*Muchos años mudos testigos de la evolución social y económica, se convirtieron en observadores del desarrollo democrático de la ciudad y del país. Conoce aquí quienes son.

Javier Salas Hernández

Xalapa, Ver. – Son contemporáneos, cada uno transitó por senderos diferentes, cada uno vivió circunstancias distintas; ahora, a cada uno los une una misma causa.

Son los guardianes del emblemático Parque Juárez, edificado sobre lo que fue el Convento de San Francisco, cuyo máximo esplendor fue en el Siglo XVI. Los enigmáticos personajes, por muchos años mudos testigos de la evolución social y económica, se convirtieron en observadores del desarrollo democrático de la ciudad y del país.

Son los vigías, los vigilantes, los centinelas de la historia. Observan a las familias pasear por el lugar; a los enamorados que emprenden largas caminatas para enamorarse; a los amigos  que se distraen degustando un algodón de azúcar, churros azucarados, perros calientes y hasta un elote con chile y limón.

No es común que en un solo lugar haya cuatro personajes, pero estos hombres que trascendieron en la historia no quieren ser olvidados ni que se legado se desvanezca.

Dos de ellos, presidentes de la República. Uno, gobernador de Veracruz, Otro, un ciudadano civil al que Xalapa le debe la red de alcantarillado y agua potable.

El portentoso Benito Juárez García, es el que lleva la batuta porque el parque lleva su nombre. Su imponente imagen de cuerpo entero es el principal vigía; desde su posición domina todo el panorama, así como dominó al país con sus Leyes de Reforma.

Al fondo, a su derecha, el busto del tlacotalpeño Juan de la Luz Enríquez, el gobernador de Veracruz que ordenó la demolición del Convento de San Francisco para construir el Parque, que no lleva su nombre, pues este fue anexado al nombre de ciudad: Xalapa de Enríquez. Se encuentra de frente a uno de los accesos laterales al lugar donde alguna vez fue su casa, el Palacio de Gobierno.

A espaldas del gobernador de carrera militar que “peleó por la Patria y gobernó a sus conciudadanos”, se lee en la placa, y quien luchó al lado de Porfirio Diaz, se encuentra, tal vez, uno de sus acérrimos enemigos: Francisco I Madero, el héroe de la Revolución Mexicana que derrocó al general Porfirio Diaz, cuenta la historia del país.

Francisco I, Madero fue colocado de frente al Palacio Municipal, observa los pasos de los alcaldes en turno.

A su espalda está Luis G. Rendón, el ciudadano que no trascendió en política, pero que dejó un invaluable legado a la ciudad, al construir en 1941 la red de alcantarillado y el sistema de agua potable.

Cada uno, desde su trillera, se aferra a que la historia trascienda.

 

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