El estoico mural juarista  

*Bajo unas escaleras del Palacio Municipal de Coatepec, el Pueblo Mágico cafetalero, una obra atribuida a Teodoro Cano García, con la vida y obra de Benito Juárez

Javier Salas Hernández

Coatepec, Ver. – Las tres paredes que conforman el cubo de la escalera resumen magistralmente los 66 años de la vida del prócer de la nación, Benito Pablo Juárez García.

Se desconoce quiénes participaron en la elaboración del mural “Vida y Obra de Benito Juárez”, solo se sabe que fue pintado por alumnos del Taller de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana en 1972. En ese entonces, el pintor y escultor papanteco, Teodoro Cano García, director del Taller universitario, concibió la idea e inspiró a sus alumnos a plasmarla. A él se le atribuye la autoría.

El mural cumplió 51 años y ahí está, sobreviviendo a la humedad y al tiempo que no perdona. Ya presenta signos de deterioro y manchas de moho, pero sigue erguido, debajo de la escalera principal que une los dos niveles del Palacio Municipal del Pueblo Mágico.

El maestro Teodoro Cano, discípulo de Diego Rivera, tuvo la genialidad de concebir perfectamente un conjunto pictórico-escultórico de tres piezas con narrativa visual inmensurable.

La majestuosa obra entre pinceladas y pinturas multicolores resume extraordinariamente la infancia precaria del indígena zapoteca de Oaxaca; sus estudios en la Universidad Autónoma de Oaxaca; la Gubernatura de su Estado natal; su trayecto como ministro y presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; su asunción como Presidente de México, la ejecución de emperador austriaco Maximiliano de Hamburgo, y la culminación de su obra con la promulgación de Las Leyes de Reforma.

Enfrente del mural se yergue una figura monolítica, un busto del autor que acuñó la frase célebre que ha quedado inmortalizada en la cultura del pueblo mexicano: “entre los hombres como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

También se desconoce la autoría del busto tallado en piedra que, según los expertos, representa la plástica funcionalista mexicana.

Esta obra inmaculada, digna de un extraordinario Pueblo Mágico, se encuentra un poco abandonada, subvalorada, ignorada y grita ser rescatada. Pide ser conservada por su invaluable riqueza histórica, un orgullo oculto.

 

 

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