Un café, recuerdos y Cri Cri

*Los granos de Coatepec vieron nacer el Café Gabilondo, un producto cien por ciento ecológico; se nutrió de cultivos de Chiapas y memorias personales y entrañables

Carolina Miranda

Xalapa, Ver.-  Con cada sorbo de la aromática bebida, los recuerdos inundan la mente y el cuerpo… aquellas tardes frías con los abuelos y los padres, esas salidas con los amigos y los amores furtivos.

Los sabores del grano, convertidos en un café, colman el paladar y a lo lejos el susurro de una melodía invade el espacio interior para transportarnos a una época antigua, donde un hombre llamado Francisco Gabilondo Soler enseñaba a amarnos.

Toma el llavero abuelita

Y enséñame tu ropero

Con cosas maravillosas

Y tan hermosas que guardas tú

Toma el llavero abuelita

Y enséñame tu ropero

Prometo estarme quieto

Y no tocar lo que saques tú

Los granos de la región cafetalera de Coatepec vieron nacer el Café Gabilondo, cien por ciento ecológico, luego los cultivos de Chiapas reforzaron un producto con causa.

Una parte de los ingresos van a dar a la Fundación Gabilondo Soler Cri Cri, detalla Juan Carlos Gabilondo Vizcaíno, nieto de uno de los compositores más exuberantes de México que creó cerca de 200 canciones de corte infantil y 300 personajes.

El amor por la tierra -con un cultivo cien por ciento natural, incluidos los fertilizantes y con una bolsa de empaque 85 por ciento biodegradable- retribuye con uniformes infantiles e instrumentos para formar a nuevos talentos.

El aroma, el cuerpo y la acidez que se logran gracias a los tres tuestes de los granos de altura, nos llevan a un sabor nostálgico, como esas melodías que cantaban los mayores y que hoy buscan a las nuevas generaciones.

“Uno de nuestros slogans es Un café lleno de historia, porque la idea es que haya una nostalgia. Todo mundo tiene una historia que contar cuando toma una taza de café: una historia de la novia, de los amigos, del abuelito que tomaba café”, describe.

Una historia de cuidado del medio ambiente, con cooperativas de productores de café chiapanecos y un trabajo científico con el Conacyt y la Universidad Nacional Autónoma de México para crear empaques biodegradables.

“Trabajamos un café ecológico y fertilizante totalmente orgánico”, describe y recuerda que iniciaron con empaques que tardaban 500 años en biodegradarse, pero con la ayuda de expertos crearon uno con el 86 por ciento de biodegradabilidad en menos de 10 años.

“Nuestra idea es sacar el próximo empaque el 100 por ciento de biodegradabilidad y se integre al sistema en menos de 18 meses”, dice con orgullo, evocando la vida de Don Francisco Gabilondo Soler en una región cafetalera como Orizaba.

Foto: Identidad Veracruz
Foto: Especial
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