Las Barrancas, entre fogones, pescadores y playas

*Un paraíso escondido en Alvarado, una pequeña comunidad de hombres y mujeres del mar, rodeado de agua azul, palmeras y vegetación

Inés Tabal G

Alvarado, Ver.- El municipio de Alvarado esconde, en sus 840 kilómetros de extensión territorial, una pequeña comunidad de pescadores que a diario despiertan con el golpeteo de las olas del mar y el sonido de las gaviotas.

La comunidad costera Las Barrancas se ubica a 54 minutos del puerto de Veracruz y es uno de los puntos turísticos a visitar por excelencia los fines de semana, ya que se encuentra cerca de Mata de Uva y Playa Zapote.

Las calles en este lugar no están cubiertas por concreto, sino por la arena que llega desde la playa y que se postra en las casas de los 500 habitantes.

En los patios de estas casas se pueden ver hamacas que los pobladores colgaron para tomar el aire fresco que trae la brisa del mar, mientras se deleitan con los atardeceres rojizos que ofrece esta pequeña localidad.

Hombres y mujeres se dedican a la pesca, desde pequeños son adiestrados con este arte que ha traído el sustento a cada familia que habita Las Barrancas.

“Aquí nací y aquí toda mi vida he estado”, dice Florencia con acento costeño, originaria del poblado de Las Barrancas.

La mujer de 72 años de edad, no conoce otro lugar más que este poblado. Aquí nació, creció, tuvo a sus hijos y pasa sus últimos días observando el mar a través de su ventana.

Es de complexión robusta y cabello canoso, que trenza en forma de una diadema que le rodea la cabeza. Florencia ya no puede recorres la playa que tanto quiere, debido a que desde hace 7 años padece de un problema en las rodillas que le impide caminar y por lo que tiene que usar silla de ruedas.

“Pues ya quedé aquí en esta silla, pero gracias a Dios aquí me muevo, estos son mis pies y aquí hago todas mis cosas, ellas (sus hijas) vienen y me ayudan, me barren porque yo no puedo”, dice.

Ella, al igual que sus hijas, dedicó gran parte de su vida a la pesca. Oficio que heredó de su padre y que siguió practicando hasta que su cuerpo ya no resistió.

“Aquí no hay otro medio de trabajo y aunque sea pescando tiene uno pa´ comer. Como ahorita muchas mujeres van a jalar los lances a tierra y muchas otras se van con su esposo pa´fuera a pescar, al mar y es que no hay trabajo aquí de otra cosa”, agrega Florencia.

Aunque gran parte de los pobladores se dedica a la pesca, los fines de semana la playa se llena de visitantes que escogen este destino por su tranquilidad y para pasar un ambiente familiar.

Muchos de estos visitantes vienen del puerto de Veracruz, pero también de Ciudad de México y otros estados que, por casualidad, coincidieron con este pequeño paraíso rodeado de agua azul, palmeras y vegetación.

En Las Barrancas no hay restaurantes, pero sí comida tradicional que los pobladores realizan en el fogón y que ofrecen a cada visitante para que deguste unos mariscos, como cócteles, Vuelve a la Vida, Campechanas y una gran variedad de pescados recién sacados del mar y preparados por las mujeres de la comunidad.

 

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