El Señorial pasado de Misantla

*En una antigua casona, edificada por el francés Frederick Guiochina, se encuentra la Casa Museo Señorial de Misantla, un recinto que por sí solo es un vestigio de la historia de la región

Carolina Miranda

Misantla, Ver.-  El edificio, por si sólo es una joya. Su construcción, con estirpe francesa, resguarda una historia de amor surgida después del año 1859 y hoy es casa del pasado y presente de Misantla.

Los tres pisos de la vivienda, con una cubierta ancha de dos aguas y recubierta con teja francesa plana, forman parte de los vestigios de la familia del ingeniero agrónomo Frederick Guiochina y de la colonia francesa asentada en las montañas veracruzanas.

Las columnas cuadradas que sostenían el ático con guardillas, el jardín frontal y el patio adyacente, hoy convertidas en la Casa Museo Señorial de Misantla, evocan una época de migración europea y amor.

Cuenta la leyenda que el agrónomo, al enterarse de grandes oportunidades en México, se unió a la colonia francesa de Jicaltepec, sin embargo su esposa Anne Jullianne Cecile Quiqueret siempre renegó de la decisión.

En tierras aztecas la familia adquirió la hacienda Piedra Grande que había pertenecido a Guadalupe Victoria, pero Anne sufría por las ausencias francesas, entonces su amado construyó en Misantla una casa similar a la que tenían en Francia:

Una casona de tres niveles con profundas raíces europeas y unas preciosas tejas únicas, amplios corredores y hermoso patio, dignos de admirarse en pleno centro del municipio.

Con el paso de los años y remodelaciones exquisitas, ahora en el interior del edificio se respira cultura y pasado de Misantla, un pueblo oculto en la montañas, Lugar del venado, según la lengua madre de la región.

Un lugar para difundir las artes y la cultura, un paseo que nos lleva por exposiciones como “Vida Cotidiana y Ritual”,  “Así viste mi Pueblo” y hasta los famosos “Los Tenangos”.

Los vestigios prehispánicos, históricos y exhibiciones que hablan de acontecimientos hidrográficos, gastronómicos y arquitectónicos del lugar, con sus iglesias, conventos franciscanos y sus tradiciones artísticas.

Los documentos históricos, también son preservados en el lugar, hogar del Archivo Histórico de la Ciudad. La memoria colectiva.

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