La mujer que revolucionó Xalapa

*El Monumento a la Madre, ubicado en una de las principales avenidas de la capital veracruzana, siempre mostró una nueva visión de mujer y hoy es un punto de reunión, un punto de inflexión para los derechos femeniles

Carolina Miranda

Xalapa, Ver.- Su figura de mujer impone. Las delicadas curvas de su cuerpo y su rostro amoroso contrastan con la firmeza con la que carga y eleva en lo más alto a un bebé.

El brillo del bronce y su tamaño hace inevitable voltear a verla. Con el paso de los años, ella se ha convertido en un referente de la ciudad de Xalapa, una ciudad que a pesar de las quejas iniciales, la hizo propia.

Las pintas en el pedestal del Monumento a la Madre por el derecho a decidir y por el derecho al aborto reflejan los nuevos tiempos, una nueva visión de la mujer y la maternidad.

El cronista de la ciudad, Vicente Espino, rememora cuando en 1960 la escultura del artista José Ruiz Hernández y del arquitecto Serbio Besnier causó el rechazo público de algunas virtuosas damas.

“Sin duda una crítica fugaz superada con creces ante el dinamismo  y naturalidad de tan digna y única representante en la glorieta”, afirma.

Un monumento que siempre inquietó a propios y extraños, no sólo por lo traslúcido de sus prendas, sino porque era difícil entender a una madre prácticamente desnuda teniendo en volandas a su hijo.

La madre siempre aparecía como la protectora, la cubierta, la regordeta, la que da calor y proporciona alimento y desde su creación, era completamente contrastante con la imagen creada de la madre.

La sensualidad que irradia, dejando aun lado la fragilidad y timidez propia de la idea arcaica de la  madre mexicana, fue un parteaguas en la iconografía en todo el país. Y aún hoy, su propia ubcación lo es, frente al Seminario Mayor de la Iglesia Católica y a espaldas de uno de los colegios católicos más conservadores de la ciudad.

La figura dejó, hace muchos años, de ser una simple escultura en una de las avenidas más importantes de la capital veracruzana, sino en un símbolo de las mujeres y de su resistencia a decidir, a decir por su cuerpo y por su vida. Y parece que nos grita que la vida estereotipada de una sola mujer ya no es la vida de todas.

La escultura de pie, dentro de una fuente en dos niveles, a la manera del nacimiento de Venus de Botticelli, ahora es un punto de reunión, un punto de inflexión para las protestas sociales y para los derechos de las mujeres, de todas nosotras.

 

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