La ermita vigía de los marinos

*La parroquia del Cristo del Buen Viaje, construida en 1609 al estilo de los moriscos y donde los hombres de la mar agradecían la protección divina, mantiene su belleza en pleno Centro Histórico del puerto de Veracruz

Ángel Cortés Romero

Veracruz, Ver.- El Centro Histórico de Veracruz, en otro tiempo una ciudad amurallada, es la casa de un Cristo de piel morena al que sus fieles imploran y agradecen en el altar mayor de un santuario atildado por detalles islámicos.

La ermita construida al estilo de los moriscos, descendientes de los musulmanes españoles obligados a convertirse al cristianismo en el siglo XVI, resalta en medio de un brusco y excitado puerto veracruzano.

El paso del tiempo reposa sobre las desgastados pórticos y paredes blancas del santuario donde descansa el Cristo del Buen Viaje, encontrado por marineros veracruzanos en los primeros años del siglo XVII.

A la Parroquia del Cristo del Buen Viaje la acompañan en la misma manzana la belleza de una arboleda que forma una cúpula alrededor del Parque Zamora y el recuerdo de un tranvía que recorrió la ciudad por última vez en 1981.

Los fieles católicos oran en el altar al Cristo de piel morena al que los marinos imploraban y agradecían en los años del México virreinal, cuando llegaban al puerto de Veracruz o antes de embarcarse en aguas saladas.

El edificio antiguo fue construido en el año 1609 por los primeros misioneros franciscos que recibieron la figura de madera de un cristo crucificado de manos de marineros que lo encontraron abandonado en una playa.

La Parroquia del Cristo del Buen Viaje, llamada así a causa del fervor de los marinos que le encomendabas sus vidas en la mar, se edificó con piedra muca y tabique, con un estilo morisco, venido de la arquitectura islámica.

En sus primeros años, la ermita pertenecía a un sitio que se encontraba fuera de lo que fue la ciudad amurallada de Veracruz, por donde pasaba el río Tenoya, entubado en 1907 y convertido desde entonces en la calle Víctimas del 25 de junio, en el barrio bravo de La Huaca.

La Parroquia del Cristo del Buen Viaje también fue refugio de los veracruzanos cuando, en 1683, Laurent de Graff “El Pirata Lorencillo”, acompañado de otros piratas, penetró la muralla y secuestró la ciudad, entonces bañada de sangre y fuego.

El edificio sobrevive a más de 400 años de historia en la esquina de las avenidas 20 de noviembre y Salvador Díaz Mirón, en donde los fieles católicos siguen encomendándose al Cristo del Buen Viaje, el de piel morena, el señor de los milagros.

 

 

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