La Casita Blanca, corazón de Agustín Lara

*En la línea imaginaria que divide las ciudades de Veracruz y Boca del Río, la Casa Museo Agustín Lara, que resguarda un acervo fotográfico de la vida de uno de los artistas más destacados que tuvo Veracruz.

Víctor M. Toriz

Boca del Río.- El viento que vuela sobre las olas golpea caprichosamente la fachada de una casita blanca que destaca, de entre varios edificios, frente al imponente mar que se extiende entre la línea imaginaria que divide las ciudades de Veracruz y Boca del Río.

Las vigas que sostienen balcones con barrotes de madera sobresalen en el exterior y se vuelven en el único elemento que distrae la vista de las personas que pasan por el frente, en la intersección entre los bulevares Adolfo Ruiz Cortines y Manuel Ávila Camacho.

Es la Casa Museo Agustín Lara, que resguarda en su interior un acervo fotográfico de la vida de uno de los artistas más destacados que tuvo Veracruz. Se conservan también muebles y diversos artículos que fueron suyos.

Una estatua de Agustín Lara al frente de la casita blanca, recibe a los visitantes que llegan al lugar en el que pasó sus últimos años de vida en Veracruz el músico poeta. El resto se muestra como una estampa imaginaria que surgió de sus composiciones.

Tres faroles que con sus luces alumbran a penas por la noche el acceso principal, formado por una puerta de cristales que traslucida permite echar un vistazo al interior. El piso rojo barro contrasta con las tonalidades del resto de la casa.

El primer paso te lleva a un tiempo que se congeló dentro. Una casa con una decoración tradicional veracruzana que comprende un periodo entre los años 1930 y 1970.

Muebles de maderas preciosas estilo tlacotalpeño, que rememoran el lugar de nacimiento que se adjudicó Agustín Lara en vida.

Las paredes con cuatros de diversos tamaños que enmarcan fotografías suyas y de personas cercanas. La figura de María Félix, una de sus grandes musas, es repetitiva.

Vitrinas que guardan documentos con cartas personales y borradores de sus canciones, partituras, libros y recortes de periódicos donde se exaltaba su trayectoria como uno de los cantautores más importantes de México.

Un par de tocadiscos y viejas consolas se distribuyen en las habitaciones adaptadas como galerías que rinden homenaje al “Flaco de Oro”, su piano en un rincón que entre biombos de madera dan una impresión de intimidad.

En estos espacios, Agustín Lara pudo componer o tocar algunas de sus composiciones que hoy en día se siguen escuchando en voces de artistas reconocidos, algunas traducidas a otros idiomas y que recorren otras latitudes en el extranjero.

En la narrativa de la museografía se expone que esta casa fue un regalo que hizo el gobernador Marco Antonio Muñoz al compositor como muestra de cariño del pueblo veracruzano, la cual ocupaba con regularidad en sus estancias en el puerto de Veracruz hasta su muerte en 1970.

Por casi dos décadas el lugar se mantuvo desocupado y para 1989 la asociación Amigos de Agustín Lara realizó diversos esfuerzos que llevaron al Instituto Veracuzano de la Cultura a realizar su rescate para promover la cultura en la zona conurbada y, al mismo tiempo rendir homenaje a Agustín Lara.

El recinto se mantiene abierto al publico en general de manera gratuita de 10:00 a 17:00 horas de martes a domingos.

 

 

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