Las Diosas de Arturo Tempa

*El egresado de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana plasma en sus monumentales obras las culturas olmeca y náhuatl

Nadia Carrión

Cosoleacaque, Ver.- En un muro, la Diosa Mexica de la subsistencia y, en especial, del maíz. La principal patrona de la vegetación y, por extensión, Diosa de la fertilidad, una obra surgida de las manos de Arturo Tempa.

En el pabellón cultural de Cosolecaque, Tempa dejó plasmado los asentamientos más fuertes del municipio: cultura Olmeca y Náhuatl y lo hizo con monumentales obras de arte de pintura al fresco, fresco al seco y cemento directo.

El nivel de detalle llega al tocado de la diosa, una antología al escudo del municipio y la milpa, nacimiento de la vida. La posición del personaje -dice- un mudra del vacío, simboliza el sello entre lo humano y lo divino.

Con 17 años de carrera y obras monumentales en Poza Rica, Xalapa y Cosoleacaque, Tempa -alumno de maestros como Per Anderson, Iliana Pámanes, Manuel Velásquez-, deja huella en todo el estado.

En el segundo muro se observa a Chalchihticue, la Diosa teotihuacana del agua dulce, encontrada cerca de la Pirámide de la Luna y ligada a una deidad femenina asociada a la fertilidad.

En el tocado las fases lunares en vertical, ya que las mareas también se fijan por las fases lunares, el cinturón de agua va bajando y deja ver a Tláloc, Dios del agua. Ambos relacionados en la cultura prehispánicas.

“Mis manos son como mi vehículo de creación y obviamente son muy valiosas para llevar a cabo lo inmaterico a materico”, dice el egresado de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana.

El medio artístico lo llevó a especializarse en el arte público. Ingresó a ese mundo por sus dibujos y su talento nato. Y al egresar decidió salir de su zona de confort: murales, pintura e incluso rótulos, conocer el medio y perder el miedo al arte público y se fue encauzando.

La libertad de poder elegir su gusto por la profesión, primero con él mismo y luego con todo lo que viene y al final estar aprendiendo de personas de la calle.

“Estuve en la escuela, estaba aprendiendo de grandes maestros, pero al final lo que estaba aprendiendo de las personas de la calle también era muy rico”, recuerda.

Su talento lo ha llevado a visitar varias partes de la república desde Ciudad Acuña hasta Campeche, trabajando obra pública y trabajó en un proyecto de Infonavit que se llama “pintamos México”.

Quimera es la obra que más lo marcó, la realizó en el 2004; se volvió una de las piezas más gustadas para el público, hasta convertirse en una referencia: un personaje femenino con la espalda desnuda, cara de perfil sosteniendo unas alas de periódico, con una mano en su espalda.

Tempa, tuvo la fortuna de ser alumno de Per Anderson, el maestro de las artes gráficas. Un pintor, grabador, investigador y académico del Centro de Estudios, Creación y Documentación de las Artes que compartió con Tempa los secretos de la inspiración.

“Es como mi gurú, es como mi sensei, es considerado uno de los mejores dibujantes de México y tuve la fortuna que me diera clases, el comentaba que la inspiración estaba, pero si no trabajabas se quedaba nada más en un pensamiento la obra “.

Alguno de los hábitos por recomendación de Per Anderson, que aún conserva, es portar una libreta para anotar cualquier idea, dibujar en cualquier momento, e incluso escribir alguna frase ó realizar una nota de algo que le interesó.

“Diego Rivera decía que un pintor no es más que arena de otro pintor y así es esto, uno crea, no es así un genio o el tocado de Dios, es la arena de lo que se vino trabajando antes de uno y uno estará ayudando posteriormente al que viene”, dice.

 

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