María Bonita le da sabor al vino y los toritos 

Por Carolina Miranda

Naolinco, Ver.-

Nació en un pueblo zapatero, uno que se ubica en la región montañosa central de Veracruz. Su vocación no fue hacer suelas, plantillas y puntas como la mayoría de los integrantes de las familias naolinqueñas.

Ella  aprendió a preparar la bebida de los dioses y la de los jarochos. A la receta de las tías, quienes ya preparaban vino en Naolinco, le añadió su toque con frutas de temporada.

María del Carmen Hérnandez Ochoa, mejor conocida en Naolinco como María Bonita empezó con los sabores tradicionales: cajeta, café, cacahuate y actualmente tiene 30 variedades en torito y 12 en vino.

“Una de mis tías se dedicaba a hacer el vino tradicional, aquí en la region se cosecha la uva, diferentes tipos de uva, ahorita en octubre, noviembre y diciembre es la temporada y de ella aprendí la base”, comenta.

De su tía María Elena Ochoa heredó su nombre y la receta del vino de la familia. Solo ella siguió la tradición y ahora prepara en el calor de su hogar vino afrutado de mora, Jamaica, maracuya, tamarindo, piña, verde, y de torito, esa bebida veracruzana a base de leche, tiene de cacahuate, malanga, nuez, café, pistache, cajeta, fresa, piñón, cacahuate, chocolate, mango, guayaba, coco, arándano, mango y sabores mezclados.

Para esta temporada navideña, elaboró sabor rompope almendrado, con nuez y el tradicional. Además de crema de avellana.

“Tenemos clientes de Chiapas, Tabasco, Villa Hermosa, se lo han llevado hasta Estados Unidos y también les damos la opción de enviárselos aquí en el país”, comenta la joven emprendedora.

La preparación de las bebidas requiere dedicación y seleccionar fruta de la temporada y de calidad, escoger las mejores piezas y en el caso del vino se requiere también de paciencia, pues lo dejan reposar al menos tres meses.

A un costado de una de las calles principales donde venden zapatos, chamarras, cinturones y carteras, María Bonita ofrece una gran variedad de sabores para enamorar  el corazón de turistas y embriagar su alma.

 

 

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