Doña Clarita, de la cocina tradicional al Master Chef

Por Patricia Rodríguez

Xalapa, Ver.-La mujer de 56 años que cada fin de semana sorprende con platillos artesanales a los prestigiosos jueces de Master Chef La Revancha revela sus inicios en la cocina, las enseñanzas de su madre y los retos que ha enfrentado con la exposición mediática.

Doña Clarita tuvo su primer acercamiento con la cocina desde muy pequeña, cuando tenía 10 años y se aproximaba con curiosidad al fogón de su madre y su abuela en su natal Misantla. Sin embargo, el aprendizaje no fue fácil porque las matriarcas no compartían las recetas.

“Mi mamá hasta el día de hoy cocina delicioso (…) yo veía como mi mamá nos hacía huevitos con frijoles, obviamente antes no había tanta comida rápida o snacks, eran frijolitos, salsa y tortillas”, cuenta desde desde su restaurante en la ciudad de Xalapa, donde pone a disposición de los comensales alimentos regionales, nada de hamburguesas o comida rápida.

La concursante del programa televisivo, que se graba desde la Ciudad de México, relata que en sus primeros años se dedicaba a observar a su mamá preparar todo, porque a ella no la dejaban acercarse a la cocina por “tradiciones y mitos”. Fue hasta hace pocos años que lograron convencer a Doña “Chole” que le enseñara a  su hija a preparar el chile de bola, el primer platillo típico de Misantla que preparó para el casting de Master Chef.

“Hay un platillo que está en peligro de extinción y yo ya se los enseñé a los chicos (de su cocina) porque a mi me costó mucho trabajo hacerlo y aprenderlo, el chile de bola: una salsa de pipían con chile seco”, dice.

Doña Clarita comenta que llegó al Master Chef por una de sus hijas, quien estudió gastronomía y la invitó a que la acompañara al concurso para el programa de comida. Con el chile de bola quedó entre los 300 finalista y con la empapatada llegó a la última ronda. Tras saber que fue seleccionada, había renunciado porque las grabaciones de la primera temporada eran en Colombia y ella nunca había viajado en avión.

Foto: Identidad Veracruz

-¿Cuál es su platillo favorito, el que le gusta sentarse a comer?

-Me gusta de todo, ahorita que es temporada de chiles en nogada, me preparo uno y me siento, o disfruto mucho, mucho, comer los frijolitos con la costilla en salsa de chile seco. A mi eso me encanta.

-¿Cómo define su cocina y su comida?

-La defino como un lugar de armonía, de un amor verdadero, y lo tengo en mi slogan: una pizca de amor en mi sazón. Definitivamente si uno esta de malas, las cosas no le van a salir, uno tiene que dejar a un lado los problemas y situaciones y dedicarse a preparar los frijolitos, el pozole, la salsa y decir que esto va a salir muy bien.

-¿Qué es lo peor y lo mejor que le ha dejado Master Chef?

-Ha habido malos momentos porque en la primera temporada no cumplí el objetivo, me sentí frustrada porque quería llegar a la final, pero he tenido momentos muy bonitos. Uno de ellos fue cuando me entregaron el mandil de Master Chef que ya estaba yo entre los mejores 18 cocineros y que mis hijas me estaban esperando; otro fue cuando pusieron una caja secreta y pusieron una foto de mi padre muerto, me emocioné hasta las lagrimas, pero me motivo mucho, en aquella ocasión yo fui la capitana y fue el mejor platillo porque me inspiré en mi padre.

En la segunda edición que participa de Master Chef, la veracruzana ya se encuentra entre los nueve finalistas. Confiesa que a veces le quita el sueño ver con qué preparación podría sorprender a los jueces.

“Yo nunca había preparado el jabalí y ya lo preparé, lo hice con la salsa que preparo aquí en el restaurante y fue el mejor; también hice un pollo en salsa de pistache, les encantó”, dice la mujer que ama y promueve sus raíces mexicanas y veracruzanas desde la cocina.

Foto: Identidad Veracruz
Foto: Identidad Veracruz
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