El viejo reloj de los franciscanos

Se encuentro en la Iglesia de San Juan Bautista, en Coscomatepec

Por Miguel Ángel Contreras Mauss

El Coscomatepec, Ver.- El santuario de San Juan Bautista, construido en 1701  con la llegada de los Franciscanos (a mediados del Siglo XVI), luce en su torre izquierda un viejo reloj que data de 1901.

La parroquia se ubica en el corazón del municipio y se venera la imagen del Cristo de la Agonía o Cristo de Limpias del cual solo existen tres réplicas en el mundo: en la villa de Limpias, provincia española de Cantabria, su lugar de origen; en la Habana, Cuba; y en esta región de Veracruz.

El martillo del reloj de Coscomatepec, tiene un peso de 45 kilogramos y la enorme campana está fabricada con aleaciones de bronce, oro y níquel. Para especialistas en el tema, es una de las piezas con mayor importancia en México, por no decir el único.

Foto: Especial

Un templo en desgracia

La edificación de la iglesia no fue fácil, pues se dice que cada vez que ésta se ponía en pie era destruida por la “fuerza de Dios”.

En 1694 el templo comenzó a tomar forma, sin embargo, el 23 de agosto de aquel año un terremoto la echó abajo. Los trabajos comenzaron de nuevo y para 1818 cuando fue destruido nuevamente por otro sismo y –en esa ocasión- se optó por una provisional de madera, pero nuevamente sufrió una desgracia al incendiarse.

Un año después, el 12 de marzo, a las a las 18:15 horas un intenso sismo derrumbó la Iglesia Parroquial. El templo destruido se encontraba en el mismo rectángulo que ocupa el actual (con menos dimensión); su techo era de teja y tejamanil, estaba orientado hacia sur a norte, teniendo por tanto su entrada principal por la Plazuela llamada del ¨Zacate¨.

Cuando se derrumbó ese templo, el cura Juan García construyó un colateral cerca del altar mayor que ostentaba en su mayor altura una imagen de la Virgen María.

En este tiempo había un indio rico y de influencia entre su clase. Cuando vino a ver el templo y el colateral derruido, exclamó en su idioma ¨Diablo ocuical colateral nochi ica tonantzin¨, que traducido constituye una blasfemia ¨el diablo se llevó el colateral con todo y nuestra madre¨.

Foto: Especial

Con motivo de esta desgracia, se procedió a edificar un templo en el centro del cuadro del cementerio. Se hizo una buena arquitectura de una sola nave. Duró haciéndose 14 años y después de concluido, apenas sirvió diez, pues otro terremoto, ahora el 4 de octubre de 1865, lo derrumbó.

Otro temblor que dejó a la Iglesia Parroquial mutilada fue el del 3 de enero de 1920, cayendo a tierra una de las torres lo que le valió a la población el mote de ¨San Juan Torre Mocha¨.

Aquí murieron  muchas personas y otras quedaron sin hogar. Pero la naturaleza tiene su ciclo y el 28 de agosto de 1973 otro fuerte sismo sacude a la Ciudad quedando destruido el altar Mayor, dañado el Templo y sus torres, se pasa el culto a San Diego de Alcalá.

Poco después, volvieron a edificarlo y aunque a la fecha han ocurrido más temblores, la iglesia continúa de pie.

Foto: Especial

Un reloj que da magia a Coscomatepec

Un  diciembre de 1901 el reloj arribó al pueblo y se le atribuye a Rafael Gómez Vargas la donación.

El reloj, hecho por la empresa J.W. Benson Ludgate Hill London, permaneció en la torre izquierda, hasta que en 1920 se vino abajo a causa de un temblor, dejándolo entre los escombros. La gente de la ciudad se dio a la tarea de repararlo y después de la desgracia, se cambió toda la maquinaria a la otra torre, lugar donde aún permanece.

La familia Benson había sido relojera desde 1749, pero la asociación se disolvió el 27 de enero de 1855 y uno de sus fundadores continuó el negocio bajo el nombre, ‘JW Benson’. Fue relojero oficial del Almirantazgo y el Departamento de Guerra y también llevó a cabo una serie de garantías reales, hasta de la reina Victoria, el Príncipe de Gales y el Zar de Rusia.

JW Benson, en su papel de relojero real, fue el encargado de la construcción del reloj que tenía como destino, cruzar el océano y finalmente, convertirse con su “tic-tac”, en parte de la magia de Coscomatepec.

Foto: Especial

 

 

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