El sazón de Jalcomulco

El río de alimentos de Lupe se disfruta en esta bella región de Veracruz

Por Edgar Ávila

Jalcomulco, Ver.-Sus manos mueven de un lado a otro la sartén repleta de camarones que cambian de color rojizo conforme la temperatura los envuelve… y ella transita por los pasillos de la cocina con una memoria fotográfica: sin mirar, ubica el mango de la sartén, la lumbre que emana de las hornillas,  la sal, pimienta y salsas.

Si afuera el bochorno es difícil de sobrellevar, adentro el calor envuelve el cuarto del que emanan sabores y colores de la creación de María Guadalupe Ascensión, una mujer que nació y creció en Jalcomulco, un municipio donde los ríos Pescados y La Antigua dan vida a toda una región.

De palabras cortas, pero de una gran habilidad, la mujer sigue salteando los camarones sacados horas antes del río la antigua, que ahora mantienen un color  y una textura que la propia vista quisiera engullirlos.

“Aprendí viendo”, dice con una sonrisa. No olvida que su madre le enseñó los platos típicos de Jalcomulco, como el tlatonile (una especie de tamal) y frijoles enchilados, pero evolucionó y ahora es una experta en alimentos del mar… y del río.

Foto: Identidad Veracruz

La cocina de Los Cachanes, un restaurante que vive en la orilla del afluente, libera aromas inconfundibles a camarones enchipotlados, al mojo de ajo molido, al ajillo, a la diabla, a la plancha, en salsa verde, en caldo, enchilpachole, empanizados, para pelar e incluso al coco.

En las hornillas  de la cocina de Doña Lupita, quien tiene a su mando a nueve cocineras, surge cualquier platillo que un restaurante de cinco estrellas se precie: langostinos, mojarra, robalo, chucumite, trucha y hueva de nacar.

“Uno viendo como lo hacían, así yo cocinaba”, explica de manera sencilla el Don que recibió para que sus creaciones trasciendan las aguas turbulentas por donde bajan cientos de personas amantes de rafting.

Por su puesto jamás pueden faltar en su cocina las órdenes de gorditas sencillas, tostadas de camarón y ceviche, de cazón y minilla, las de pollo, queso; el arroz con plátano y camarón… todo con un sazón de una mujer crecida en la montaña veracruzana.

“Trabajaba en otros restaurantes y aprendí a cocinar y me gustó”, agrega Lupita, quien no deja de levantar la sartén  mientras confiesa sus gustos culinarios: le encanta preparar los camarones a la plancha porque son los preferidos para llevar a su boca; y poco le agrada prepararlos al mojo de ajo, porque para ella la comida sin salsa no es comida.

Por los fogones de Los Cachanes también deambula María de los Ángeles, la especialista en preparar los Langostinos sacados con trampas artesanales del fondo del río e igual tiene el toue para convertirlas en un platillo excepcional.

“Me enseñó mi hermana”, dice la mujer. Su hermana es Lupita y gracias a logra crustáceos  enchipotlados, al mojo de ajo, a la mantequilla, a la plancha, al ajillo y  a la diabla.

“Un poco de amor”, describe uno de los ingredientes personales que hacen que las personas   la feliciten y la hagan sentir “bonito”, porque esa es una de sus principales satisfacciones.

 

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