El santuario de Tlacotalpan

*Al atravesar sus puertas de madera te trasladas a una obra de arte convertida en santuario y la belleza que se desprende de cada muro, hacen que cualquiera que entre a este sitio se sienta maravillado

Inés Tabal G.

Tlacotalpan, Ver.- En el municipio de Tlacotalpan se levanta una edificación con la influencia del barroco sobrio tardío.

El azul intenso que reflejan sus paredes esconde la piedra múcara y argamasa de estilo árabe-español con la que hace más de dos siglos fue construida.

Su fachada presenta una planta arquitectónica en forma de cruz latina, con una cúpula central y una bóveda fabricada de coral traído desde el puerto de Veracruz.

La capilla convertida en santuario de la Candelaria es la prueba de la belleza arquitectónica que esconde este lugar considerado Patrimonio de la Humanidad.

Al atravesar sus puertas de madera te trasladas a una obra de arte convertida en capilla y la belleza que se desprende de cada muro hacen que cualquiera que entre a este sitio se sienta maravillado.

Los colores rosa pálido y azul adornan los pilares y forman pequeñas figuras enumeradas por siglos. Cada año es restaurada para que la magia de su estilo permanezca.

El lugar fue construido en 1779, el diseñador de esta obra de arte fue el maestro Alarife don Juan de Medina, mientras que sus campanas fueron moldeadas por el cura Feliciano Noel.

En el interior de la capilla, hoy elevada a santuario, hay cinco altares neoclásicos, uno de ellos fue destruido en 1935, y que estaba dedicado a Nuestra Señora de las Mercedes.

El altar mayor presenta un sagrario de plata cincelado, así como el camarín principal dedicado a la Virgen de la Candelaria, cuya imagen es catalana, de Barcelona, y fue adquirida por don Pascual de Ovando.

También sobresalen las pinturas murales que cubren el interior del templo, así como la bóveda y cúpula, donde también cuelgan candelabros colocados en fila hasta llegar al sitio principal de la capilla, donde se encuentra la patrona de este municipio: la Virgen de la Candelaria que porta una corona y vestido dorado.

Originalmente la Virgen ostentaba al niño Jesús sentado, pero las tlacotalpeñas solicitaron al obispo que el niño fuera colocado acostado en los brazos de su madre, cuenta los pobladores.

Cada 2 de febrero el santuario se llena de feligreses y devotos que llegan a este lugar para celebrar la fiesta más conmemorativa de la región del Papaloapan.

Las calles cobran vida con las tradiciones que sus feligreses mantienen vivas desde hace varios siglos y que dan significado a cada una de las capillas e iglesias que fueron colocadas en el centro de la “Perla del Papaloapan”.

 

 

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