El vigía de la plaza política

*La efigie del primer xalapeño en ocupar la silla presidencial, Sebastián Lerdo de Tejada y Corral, se encuentra en el punto cardinal de la política local y la placa que o identifica tiene un error que se ha tomado con jocosidad

Javier Salas Hernández

Xalapa, Ver.- El “hombre” no se encuentra en la silla presidencial sino en una base de piedra caliza. Ahí ha permanecido impasible, observando discretamente como cambia el país que gobernó.

Hace 151 años gobernó el país. El primer xalapeño en ocupar la silla presidencial: Sebastián Lerdo de Tejada y Corral, orgullo de la capital veracruzana.

Se le esculpió una figura en bronce que está impecablemente vestida a la usanza porfiriana: el flamante frac, el chaleco, las botas y la corbata con gazas anudadas al cuello, solo le falta el sombrero de copa.

Se encuentra en uno de los lugares más emblemáticos en pleno corazón de la ciudad: la Plaza Lerdo de la capital, donde se ha convertido en un mudo testigo de la convulsa vida política de una entidad.

La poderosa efigie está colocada donde un ex gobernante quisiera estar, frente al Palacio de Gobierno y a un castado de la Catedral Metropolitana. El punto cardinal justo para que su legado no se olvide.

El lugar exacto para que no se olvide que como presidente de la República, elevó a rango constitucional las Leyes de Reforma, las que promulgó Benito Juárez García para separar la relación Iglesia-Estado.

Un primero de diciembre de 1872 tomó protesta como presidente de México y acuñó la frase: “procuraré merecer el apoyo de la opinión pública y el patriotismo de todos los buenos ciudadanos”, y tan parece que es lo que hoy quiere seguir repitiendo.

Su diestra sostiene la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos queriendo decir que se gobierna con la ley en la mano. No hay un registro de la fecha en la que se colocó la escultura ni quien la esculpió.

Pero, tiene una plaza con letras de broce que dice:

“El Pueblo y Gobierno de Veracruz Al Ilustre Jalapeño Licenciado Don Sebastian Lerdo de Tejeda. 1823-1975”.

Es un error que se ha quedado en la historia de la ciudad y que nadie ha querido enmendar. No se sabe a ciencia cierta cuántos años tiene, ni quien o quienes lo cometieron. Algunos dicen que data del año 1929 y otros del año 1975.

Lejos de indignar a los historiadores e incluso a la familia que nunca expresó nada al respecto, se ha tomado con jocosidad y con buen humor.

 

 

 

 

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