Zenén Zeferino: sembrador del son jarocho

*En su trayectoria de más de tres décadas, el compositor, poeta y escritor recorre el mundo difundiendo el Son entre las nuevas generaciones que hoy mantienen más viva que nunca la tradición

Ángel Cortés Romero

Jaltipan, Ver.- Los sonidos de la jarana y los versos jarochos adornaron sus primeros años en una casa del Barrio Tercero de Jáltipan cuando los años setenta daban su primer albor.

Aprendió a versar en medio de las reuniones familiares donde el son de las protestas de izquierda, las canciones de Agustín Lara y la música tropical que se escucha en el son de Veracruz los ponían a cantar y bailar.

El son de Los Llanos del Sotavento, en crisis durante los años setenta, lo eligió como uno de sus semilleros en el resto del estado y en el mundo.

La jarana que su padrino Juan de la Cruz le regaló cuando tenía cinco años terminó de acercarlo al movimiento sonero que presenció casi desde su nacimiento.

Es Zenén Zeferino Huervo, un hombre originario de Jáltipan, que hizo del son jarocho su vida y lo llevó por varios países del mundo.

Ataviado con guayabera, botines, sombrero y una jarana colgada al hombro, canta del campo, de las vivencias políticas del país y de las necesidades de la gente.

Su música reúne los sonidos del arpa, la jarana y la leona, de las voces del fandango y el zapateado, que suenan al ritmo de su agrupación El Sonoro Sueño.

Versa y compone desde los siete años. De cuatro hermanos, fue el único que decidió rescatar la tradición que aprendió de su madre que bailaba fandango, de su padre que versaba décimas y de sus tíos.

Comenzó su travesía profesional en el son jarocho a principios de la década de los noventa con compañeros con los que más tarde fundó la agrupación Chuchumbé. La música que comenzaron tocando en el parque Independencia de Coatzacoalcos se extendió hacia otras zonas del estado

Antes de que formaran Chuchumbé en 1999, Zenén y sus compañeros recorrieron Veracruz en busca de experiencias con hombres que conocían el son y enseñándolo a los niños.  Con Chuchumbé grabó dos discos: “Caramba Niño” en 1999 y “Contrapuntea’o” en 2005.

La música de Chuchumbé lo llevó a la Exposición Mundial de Hannover, Alemania; al Festival Cervantino de Guanajuato en 2001; al Festival Pasión Latina en 2005 y a una gira por Estados Unidos.

Continuó su camino por separado en 2006. A partir de entonces se afianzó como uno de los máximos exponentes del son jarocho en el extranjero. Su música llegó hasta Nueva York, en donde realizó una residencia cultural con el apoyo del Queen College e impartió clases a migrantes latinos dispuestos a conservar la tradición sonera de Veracruz.

Aunque actualmente vive su Sonoro Sueño, también creó Quemayama tras la separación de Chuchumbé. Una agrupación musical que intentó traer de regreso las influencias que los esclavos africanos tuvieron sobre el son jarocho, el de la “tercera raíz”.

En su trayectoria de más de tres décadas, Zenén Zeferino se caracteriza también por su actividad como compositor, poeta y escritor.

Durante su carrera, participó también en programas de radio y televisión como “El cristal que se mira” con Víctor Trujillo y “Sin Censura” con Vicente Serrano.

Con su música, Zenén lucha intensamente contra los narcocorridos y el género del reggaetón con letras misóginas.

Su lucha más importante es la difusión del son jarocho entre las nuevas generaciones que hoy mantienen más viva que nunca la tradición.

 

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