Rutas de la Nación Náhuatl

*En las montañas la filosofía ancestral indígena se mimetizó con una serie de rutas turísticas y un spa con temazcal y masajes.

Óscar Sánchez

Zongolica, Ver.- En las entrañas de un pueblo indígena, las cavernas que se adentran al centro de la tierra, las  inmensas cascadas y duras rutas de senderismo conforman la Nación Náhuatl.

En las montañas, a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, hay un pueblo ordenado, con calles pavimentadas, semáforos, comercio vivo, un mercado dominical con los cultivos regionales y ancestrales.

Y es aquí, en uno de los municipios más grandes de Veracruz con una extensión de 300 kilómetros cuadrados, donde la filosofía ancestral indígena se mimetizó con una serie de rutas turísticas y un spa con temazcal y masajes.

En 158 comunidades rurales la madre naturaleza creó piezas arquitectónicas que ni el hombre pudiera construir en milenios: grutas, cascadas y los sonidos de aves y mamíferos que se resguardan de la modernidad.

Y en este municipio ubicado entre los límites de Veracruz y Puebla,  donde para llegar hay que sortear un camino de asfalto serpentea por montañas y voladeros, se crearon rutas turísticas con estirpe indígena.

La ruta Chicomapa  recorre 42 kilómetros dentro de la selva de Zongolica. Una pared de 150 metros para llegar a una laguna subterránea donde espeleólogos pueden adentrarse; pero también el río Chicomapa con una tonalidad azul turquesa y el Boquerón, un puente  de 200 metros de altura.

Dos rutas más fueron creadas: la de Popocatl (agua que humea) que incluye una caída de agua subterránea de más de 70 metros, la cueva de Totomochapa y la gruta de los Tzimpiles, donde se celebra el ritual prehispánico “Xochitlallis”: una ofrenda a la madre tierra.

Y la ruta Atlahuitzia, con la visita a una cascada de más de 120 metros de altura, todo ello en medio de senderos escarpados que solo los más aventureros se atreverán a recorrer de la mano de los guías nativos, que conocen la selva como la palma de su mano.

La joya de la corona es el spa llamado en lengua indígena “Yehwatzi Itlakayo”, es decir A cuerpo de rey. Se trata de un espacio creado por el municipio donde se ofrece  el tradicional temascal, faciales y masajes en instalaciones de primer mundo; a la par un paseo por el mirador y una cata de café.

 

 

 

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