Por Carolina Miranda
Xalapa, Ver.-Con casi tres décadas de llevar su música por los rincones de Veracruz y otros lares del mundo, Son de Madera ha evolucionado y se ha reinventado como una “bocanada de aire fresco”.
El son jarocho es su esencia y su raíz, pero su propuesta ha estado en movimiento con composiciones originales que se han escuchado en Alemania, Francia, Marruecos, Taiwán, Austria, Estados Unidos, Canadá, Guatemala, Honduras y Argentina.
Sus integrantes: Andrés Vega Hernández “Tereso”, Óscar Terán Carbonero, María Conchita Patraca y Ramón Gutiérrez Hernández, consideran a la agrupación como “su familia”.
“Para mi Son de Madera es la escuela, es familia, representa una época en mi vida que es una bocanada de aire fresco, aunque ahorita estemos viviendo separados, hemos tenido algunas giras en las que hemos tenido que apoyarnos”, comenta Óscar Terán, quien toca el contrabajo y el violoncelo.
La guitarra, la jarana, la mandolina, violín, contrabajo, pandero y tarimas ha resonado en Las Lunas del Auditorio, así como en foros internacionales. Entre ellos el “Festival des Andalousies Atlaniques” en Essaouira, Marruecos, y el “Festival la Mar de Músicas” en Cartagena, España.
“Lo hacemos con una pasión muy grande, lo hacemos con amor, hacemos los que nos gusta. Y cuando nos bajamos del escenario, decimos: estamos del otro lado, porque a veces tenemos que tocar tierras diferentes”, explica Tereso, quien toca la jarana, el pandera y canta con el alma. Él pertenece a la cuarta generación de una de las familias más reconocidas de la tradición fandanguera en Veracruz “Los Vega”.
Para Ramón Gutiérrez, fundador de Son de Madera, la agrupación ha extendido sus raíces y ha tomado tonalidades de otro géneros, sin perder la esencia de la tradición jarocha: el fandango y los versos cantados.
“Son de mi tierra” es el nuevo disco que promociona la agrupación veracruzana, mientras difunden y enseñan la tradición del fandango a las nuevas generaciones, a travé de talleres, cursos y clases magistrales.
