Lolita Hernández, jugó a ser clavadista

La subcampeona Panamericana 2019 en trampolín de tres metros no esperaba llegar tan lejos hace 14 años que inició su preparación, “era como una distracción para mi”

Por Patricia Rodríguez

Dolores Hernández llegó a los clavados a jugar, feliz porque en la alberca no sentía el sofocante calor, con sensación térmica de casi 40 grados, que puede llegar a registrarse en su natal Veracruz.

Durante su niñez, su hermano, algunos años mayor que ella, entrenaba futbol y “Lolita” algo tenía que hacer para pasar las tardes calurosas en el puerto. “Mis papás se interesaron porque yo hiciera algún deporte”, confiesa la joven en entrevista con Identidad Veracruz.

Nadie en la familia practicaba clavados ni siquiera algún deporte, el primero era su hermano, quien exploraba sus dotes en el futbol.

Originaria de la ciudad de Veracruz, a los ocho años de edad, Dolores se sintió como pez en el agua en la alberca del centro deportivo “Leyes de Reforma”; hoy se le ve plena cada vez que se acerca al trampolín de tres metros para lanzarse  en el agua, después de realizar varios giros en el aire.

La subcampeona Panamericana 2019 en trampolín de tres metros no esperaba llegar tan lejos hace 14 años que inició su preparación, “era como una distracción para mi, yo era feliz en la alberca porque no hacía calor ahí”.

Tras su primera competencia nacional en la ciudad de México, cuando tenía 9 años, Lolita sintió la adrenalina de una competencia. Después de ese encuentro supo que quería seguirse probando, midiendo y demostrar que podía mejorar.

“Fui la única que le fue mal del equipo y como que quise esa revancha, salir a competir más para saber que sí era buena”, dice la deportista mexicana especializada en saltos.

A partir de ahí ha tenido que realizar algunos sacrificios para convertirse en medallista en los Centroamericanos y Panamericanos, pero han valido la pena, dice. Ahora esta enfocada en las siguientes pruebas para obtener su pase a las Olimpiadas de Tokio 2020.

Foto: Especial

Dolores entrena en la Ciudad de México, en la Comisión Nacional del Deporte (Conade), desde hace casi 10 años. Se levanta muy temprano, desayuna, a las 9 va a entrenar hasta 2 de la tarde, regresa a comer y 4:30 esta de regreso en la alberca, donde practica hasta las 7:00 de la tarde. Y se da tiempo para estudiar la licenciatura en Mercadotecnia.

“Mis siguientes metas es estar en Tokio 2020… Falta una competencia que es la copa del mundo y el preolímpico en febrero del otro año y ahí es cuando se entrega los últimos pases”, comenta.

Entre las aportaciones que le ha dado el deporte a su vida se encuentra viajar, conocer a muchas personas, los triunfos y el sentir que puede lograr muchas cosas que nunca imaginó.

Con 22 años de edad, no ha sufrido discriminación ni la falta de apoyo institucional para practicar lo que más le apasiona. Actualmente, la veracruzana entrena de la mano de la entrenadora china Ma Jin, quien llegó hace 16 años a México para formar campeones.

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