Patio de la Estrella resguarda historias de amor

Por Miguel Ángel Contreras Mauss

Córdoba, Ver- Las viejas paredes del último reducto habitacional del siglo XIX, guardan celosamente una vieja leyenda de amor, odio y muerte.

No se trata de uno de los cuentos infantiles escritos por los hermanos Grimm, pero se asemejan mucho por su descabellada historia.

El Patio de la Estrella, ubicado en el corazón de la ciudad de Córdoba es un monumento histórico protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y data de 1857. Y a lo largo de su historia existen muchos misterios.

En la entrada principal de este emblemático lugar se encuentra una estrella, sus lugareños aseguran que aquí suceden cosas extrañas y a veces han visto brillar la estrella por la noche para recordar a la joven mujer que murió en el lugar, según reza la historia.

Ofelia de 94 años y Gloria Calderón Vivar de 81 años, son las más antiguas moradoras. Las dos tienen bien presente la historia del Patio, ligada profundamente a la historia de la ciudad durante sus cuatro siglos de existencia.

“Hemos visto desde duendes hasta la joven Estrella andar por toda la casona”, expresan sin miedo.

Aseguran que este lugar tiene algo sobrenatural, pues muchas veces las autoridades municipales han querido adjudicárselo pero siempre han fallado en el intento.

Foto: Especial

La leyenda

Rosa María Galán Callejas (1919-2009),  poeta, escritora y pintora, escribió sobre la historia de su ciudad Córdoba. En su primer libro titulado “Leyendas de la Villa de Córdoba”, rescata viejos relatos que vivían en la tradición oral de muchas generaciones de cordobeses. Entre ellas, se encuentran “Leyenda de la Virgen de la Soledad”, “Leyenda del Mascarón y el Gallo de Oro”, “Leyenda del Gato del callejón de San Antonio”, “Leyenda de la Trinidad Chica” y “El Patio de la Estrella”.

Así señala que en la época colonial vivió un matrimonio acaudalado, de buena posición y riqueza. Ellos vivían en una casona (donde se ubica el Patio de la Estrella). Jamás tuvieron hijos. Un día un navío arribó al Puerto de Veracruz; entre los ocupantes había una niña huérfana, de hermosas.

Cuando pasaron por la Villa de Córdoba la menor fue dejada en aquella casona, donde la pareja la acogió. Como no tenía nombre, decidieron llamarla Estrella, por el color de sus ojos azules. La menor nunca tuvo hermanos, pero su niñez la compartió al lado de un joven mozuelo (que igual adoptaron los padres de Estrella, solo que no tendría los derechos de herencia que ella recibiría al morir ellos) del cual hasta su juventud sería su mejor amigo y el gran amor de su vida.

Al morir su padre, su madre la obliga a casarse con  un antropólogo, quien los sacaría además de la quiebra financiera en la que habían comenzado a entrar.

Estrella contrajo matrimonio, sin embargo, su amor eterno sería su amigo, el mozo. Según cuenta la leyenda que la sirvienta  fungía como su dama de compañía en esa casona, Estrella pudo conseguir que su enamorado pudiera seguir comunicándose con él, le mandaba cartas escritas y poemas de amor para ella en forma de pergamino que envolvía con un listón azul para recordar aquella hermosa  de ojos azules y el cual siempre agitaba por las calles de esta ciudad y que con el movimiento parecía un cometa o una estrella.

Un día, su esposo descubrió la infidelidad. Lleno de cólera corrió sobre la criada la cual pudo esconderse en un rincón de esta casa como pudo, al escuchar los gritos de auxilio, la joven Estrella salió de su recamara para ver qué pasaba y vio que el marido se le venía encima reclamándole los hechos, dice el relato.

Asustada corrió pero en su intento de huir tropezó y cayó, golpeándose en la nuca y muriendo al instante. El hombre, asustado, no supo qué hacer y lo primero que se le ocurrió fue cavar un hoyo y sepultar el cuerpo de Estrella.

Como recuerdo, hizo con piedras bola una estrella de cinco picos que rellenó con los huesos de la colección de animales que tenía en sus investigaciones.

Foto: Especial
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