*W. H. Auden decía que la poesía, la literatura, era poner la palabra correcta, en el momento correcto, antes y después de otra palabra igualmente correcta
Rodolfo Mendoza
¿Qué es la literatura? ¿O qué no es? Los estudiosos de todos los tiempos se debaten en definir la literatura. Acertar a dar una definición es aventurarse a dar un repaso por la historia de la literatura. Se ha abordado esta pregunta desde diferentes puntos de vista, desde diferentes escuelas, desde diferentes épocas. Ninguna respuesta deja conformes a todos, pues atreverse a dar una definición conlleva, sin ninguna duda, a dejar fuera algunos términos, ideas o conceptos.
En otro tiempo se relacionaba a la literatura con el arte de la gramática, de la poética y de la retórica. Aunque cada una de estas ciencias no son, en sí mismas, literatura. En otro momento se declaraba que literatura era “el arte del bien escribir” hasta que se volvieron confusos los límites que regían el bien escribir del mal escribir. Ya en el siglo XIX los teóricos alemanes delimitaban con dudosos criterios qué era literatura y qué no lo era. Posteriormente los formalistas rusos y los estructuralistas dieron sus propios criterios que, a la llegada de la teoría del gusto y de la teoría de la recepción, quedaron obsoletos. Hasta nuestros días se pueden encontrar innumerables textos que defienden sus posturas, desde los hermenéuticos hasta los postmodernos, todos dan sus propias definiciones de lo que es literatura.
Si atendemos a la etimología de la palabra latina Litteratura, que significa letras, entonces podríamos hacer caso a lo que dice el Diccionario de autoridades: “la Literatura es el conocimiento y ciencia de las letras”; dicho lo anterior, la literatura sería casi todo aquello escrito con decencia y pulcritud (no olvidemos el lema fundacional de la Real Academia Española: “Limpia, fija y da esplendor”), pero eso no resuelve la pregunta de ¿qué es la literatura?
El gran crítico Remo Ceserani da un repaso gigantesco por los estudios literarios, y llega a algunas conclusiones que dejan conforme a críticos y lectores. Introducción a los estudios literarios es un libro que alcanza a dilucidar muchos de los puntos que arriba se planteaban. Él se pregunta “El quién, el qué, el dónde, el cuándo, el cómo y el por qué de la literatura”. Estudia la literatura desde el texto, naturalmente, pero también desde el contexto: la sociedad, la vida y el imaginario colectivo. Ceserani sabe de la complejidad de los textos literarios, de sus géneros, sus modos y sus formas de expresión. Sabe, también, que no se atiende igual un poema que una novela, un cuento que una biografía, un libro de viajes o un libro de ensayos. La literatura es un mar de letras, solían decir los clásicos para ejemplificar lo infinito de la literatura. W. H. Auden decía que la poesía, la literatura, era poner la palabra correcta, en el momento correcto, antes y después de otra palabra igualmente correcta.
Pero la literatura poco sería sin los lectores. En el último apartado del libro, Ceserani pone la literatura junto a los lectores. No hay literatura sin lectores. Sería letra muerta, dormida y olvidada. El lector se convierte en una suerte de continuidad del autor. Es el lector quien termina y redondea la obra literaria.