El arte de la ficción de David Lodge

*Así, poco a poco vamos leyendo fragmentos de obras de ficción en las que Lodge descubre y nos descubre “El suspense”, “La novela epistolar”, “El flujo de conciencia”, “El monólogo interior”, “La presentación de un personaje”, “La prosa retórica”, “La intertextualidad”, entre muchas más entradas.

Rodolfo Mendoza

Hay quienes creen que la realidad supera a la ficción. Otros creen que la ficción es más verdadera que la realidad. Unos más consideran a la ficción como otra forma de la realidad. Sea como fuere, la ficción es un arte y el hombre, desde que lo es, no ha podido dejar de imaginar, de crear mundos paralelos, mundos posibles para entenderse mejor, entender su existencia y la de los demás.

Para el hombre contemporáneo la imaginación es algo tan natural que a veces ni nos percatamos de si lo que pensamos es real o una ensoñación. ¿Pero qué pensarían aquellos hombres primitivos sobre el hecho de imaginar? A partir de ahí se crearon las mitologías más bellas, los conceptos más redondeados, las religiones más perdurables e influyentes y los dolores más inciertos: a partir de la imaginación.

De la imaginación a la ficción no hay más que un breve espacio. La ficción, ya si hablamos de géneros, ha dado al hombre algunos de los estímulos más potentes para crear. Ya fuera oral o escrita, la ficción es una de las maneras más puras del arte.

David Lodge es uno de los críticos y narradores más importantes de la Inglaterra contemporánea. Su primera novela data de 1960 y, desde entonces, no ha dejado de escribir novelas, cuentos, libros de crítica literaria y algunas obras de teatro.

En este libro de David Lodge, El arte de la ficción, podemos acercarnos de una manera muy placentera y hasta divertida a muchos de aquellos elementos que hacen de la ficción un componente primordial en la vida del hombre; pues hay que decirlo: la ficción ya no sólo se circunscribe a los libros, sino que se ha extendido al cine, al cómic, a los los dibujos animados, etcétera.

La naturaleza de este libro fue casi azarosa. En el suplemento de libros The Independent Sunday el poeta James Fenton publicaba una sección en la que hablaba de determinado poema para explicar algún aspecto del arte de la poesía. A partir de 1991 invitaron a Lodge a hacer lo mismo pero con el arte de la ficción. Es pues El arte de la ficción de David Lodge la reunión de todos aquellos textos.

“El comienzo”, por ejemplo, que es la primera entrada del libro, alude a los inicios de dos de las más grandes novelas de todas las épocas: Emma de Jane Austen y El buen soldado de Ford Madox Ford. En este apartado Lodge nos dice qué hace a estas dos clásicas obras lo que son: obras maestras; y cómo sus autores deciden escoger cada una de las palabras y ordenarlas de tal modo que causan en el lector una impresión perdurable.

Así, poco a poco vamos leyendo fragmentos de obras de ficción en las que Lodge descubre y nos descubre “El suspense”, “La novela epistolar”, “El flujo de conciencia”, “El monólogo interior”, “La presentación de un personaje”, “La prosa retórica”, “La intertextualidad”, entre muchísimas más entradas que hacen de este libro uno imprescindible pues es, en sí mismo, una obra maestra de la crítica literaria.

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