Tramo histórico ferroviario

Gisela Uscanga

 

Xalapa, Ver.-Una ruta ferroviaria del siglo XIX en la región central montañosa de Veracruz será patrimonio histórico.

Se trata de un tramo que atestigua la lucha entre liberales y conservadores, entre el último emperador de México, Maximiliano de Habsburgo y el presidente Benito Juárez García.

Tras la invasión exitosa de Napoleón III a México en 1861, éste le ofreció la Corona de este país a Maximiliano de Hamburgo.

En esa época, México vivía la fiebre férrea y con ello el interés de adquirir locomotoras y construir caminos de hierro, ante la necesidad de una rápida transportación de productos y personas.

En esos tiempos, el puerto de Veracruz era la puerta de llegada de productos provenientes de lejanos continentes, cuyo destino principal era la Ciudad de México, por ser el primer mercado de consumo del país, además de su importancia política y administrativa.

De allí que, el emperador Maximiliano reconoció la Compañía Limitada del Ferrocarril Imperial Mexicano (1837-1873) y acordó con la empresa inglesa la construcción de 76 kilómetros del tramo del puerto de Veracruz a Paso del Macho y otros 139 de la Ciudad de México a Apizaco, Tlaxcala; los trabajos se vieron interrumpidos por el conflicto con el ejército juarista.

Pero con la recuperación de la Ciudad de México en junio de 1867, el presidente Benito Juárez renovó a la Familia Escandón las concesiones para convertirse en la Compañía Limitada del Ferrocarril Mexicano; dando por terminados los afanes intervencionistas de Napoleón III.

Fue en septiembre de 1869 cuando se inauguró el tramo entre la Ciudad de México y Puebla y, el primero de enero de 1873, salió de Buenavista el tren inaugural de la línea completa del Ferrocarril Mexicano, en el que viajó el entonces presidente de la República, Sebastián Lerdo de Tejada.

Con ello se logró el objetivo de enlazar la ciudad capital con el puerto de Veracruz y la operación de la primera línea férrea nacional.

Estos hechos llevaron al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a justificar el valor histórico del Trazo del Ferrocarril Mexicano en su tramo Sumidero-Fortín de las Flores, entre los municipios de e Ixtaczoquitlán y Fortín de la Flores, declararlo como zona de Monumentos Históricos.

Entre las estaciones Sumidero y Fortín de las Flores, se localizan diversos inmuebles de carácter civil construidos entre los siglos XVI al XIX, mismos que conservan la tipología arquitectónica propia de la región y que destacan por su importancia en la historia local.

Alguno de estos bienes inmuebles se encuentran el Rancho del Fortín, la Hacienda Las Ánimas (con su casa principal, capilla y almacén), Estación de Ferrocarril Sumidero y la Casa del Guardapuente y el Puente de Metlac, con 137 metros de curva y una altura de 28 metros por encima de una barranca (del Metlac) con exuberante vegetación.

El Puente de Metlac cuenta con siete túneles dispuestos estratégicamente a lo largo de la barranca, dos estaciones de ferrocarril, con elementos de infraestructura ferroviaria, tales como muros de contención, terraplenes, postes de telégrafos y señalamientos.

El Puente de Metlac, además de su legado histórico, es de una belleza escénica exquisita plasmada en lienzo por expertos pintores y por los primeros fotógrafos de la época; además, de leyendas, apariciones fantasmales, mortales accidentes y hasta suicidios, son la atmósfera de este trazo ferroviario mexicano.

Pero nada puede contra el tiempo. En 1970 el Puente de Metlac comenzó a presentar serios problemas de estabilidad y, ante lo insalvable de los daños, el gobierno estatal en turno, construyó uno nuevo al lado de la autopista Orizaba-Córdoba, inaugurado el 17 de octubre de 1985, trazo que sigue otorgando continuidad a la historia moderna del país y de Veracruz.

 

 

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