La enigmática Barra de Sontecomapan

Miguel Ángel Cortés

Catemaco, Ver.- El sonido del calmado oleaje acompaña a los hombres que a diario se aventuran mar adentro para aventar las redes esperando obtener una buena pesca.

La naturaleza los rodea imponiéndose con su verde esplendoroso, mientras el calor incesante del lugar comienza a sofocar a los pescadores, que se apresuran para volver a la playa.

Un buen plato de mariscos y una cerveza fría los espera en las palapas de la Barra de Sontecomapan, un pequeño poblado del municipio de Catemaco, en el sur de la entidad veracruzana, donde nunca faltan las risas, bullicios y el rocío del mar.

Ubicada a 50 minutos de la cabecera municipal, las tardes de sol, la brisa del mar y la riqueza de su gastronomía hacen de esta playa un pequeño paraíso en el Golfo de México.

La Barra apela a su sentido enigmático y el encanto de sus paisajes que se graban como fotografías, para enamorar a turistas que llegan de todas partes del mundo a este rincón tuxtleco.

El trato amable y el cobijo de sus habitantes termina por fascinar a quienes llegan a pasar sólo unas horas o a vacacionar por días.

Para los turistas, es el tesoro conseguido después de un viaje que inicia en algún punto de Catemaco y que tiene como segunda escala la comunidad de Sontecomapan.

Camino al lugar, ya sea en automóviles particulares o taxis colectivos, se pueden observar paisajes rodeados de cerros y árboles.

Situados al costado de la carretera sus ramas parecen querer alcanzarse como los dedos de Dios y Adán en el fresco de Miguel Ángel.

Al llegar a Sontecomapan, el siguiente paso es solicitar un traslado en lancha hasta el poblado donde se encuentra playa. La laguna es el canal idóneo para hacerlo y disfrutar aún más de la naturaleza.

Extensión del lago de Catemaco, oculta en sus adentros numerosos manglares que alguna vez fueron escenario de telenovelas y películas como “La Casa del Sur”, filmada en 1975.

De acuerdo con los lancheros, realizar un paseo por laguna de Sontecomapan debe ser imperdible, sobre todo para visitar “La Poza de los enanos”, otro sitio enigmático de Catemaco.

La duración del traslado es de aproximadamente 20 minutos; el viento despeina los cabellos, el agua rocía las caras y los ojos graban como fotografías la espesura de la naturaleza.

Al final del viaje, los habitantes esperan la llegada de los turistas en el muelle, para conducidos hasta la playa a través de una vereda.

La playa es un espectáculo para la vista, un lugar donde las horas pueden transcurrir mientras los turistas comen en las palapas, se bañan en el mar o se broncean acostados en la arena.

La Barra goza de una variedad de alimentos, la mayoría provenientes del mar, que además tienen costos accesibles.

Por supuesto, quien va a La Barra de Sontecomapan no puede irse sin probar los tegogolos, un alimento que, junto con los brujos, hizo de Catemaco un lugar mundialmente famoso.

La diversión tampoco puede faltar, quienes visitan la playa pueden hacer recorridos en lancha, caminatas en la playa, nadar a placer en las aguas, actividades de aventura e incluso observar aves.

La Barra de Sontecomapan es un enigma más para descubrir en la zona de Los Tuxtlas, donde la diversidad biológica se resiste a morir.

 

 

Compartir: