El hombre que salvó un bosque 

Pedro Ernesto del Castillo Cueva dedicó su vida, desde la función pública, empresarial y personal, a rescatar una de las montañas más importantes de México

Por Edgar Ávila Pérez

Las Vigas, Ver.-En medio del bosque de niebla del Cofre de Perote, la octava montaña más alta de México, un hombre de 72 años llamado Pedro Ernesto del Castillo Cueva  agarra con fuerza una pala con la que remueve tierra y pasto.

El frío cala hondo en esta región veracruzana, pero no deja de hundir el metal en la tierra mojada, junto a jóvenes campesinos curtidos en las labores del campo. A pesar de la diferencia de edades, todos trabajan al unísono.

Desde esta región del centro de Veracruz, Pedro Ernesto siempre trabajó por rescatar a la montaña desde tres etapas de su vida: servidor público, empresario y, ahora, como jubilado.

“Pienso que contribuimos algo, le quitamos presión al bosque”, afirma modesto el ex funcionario que convirtió las más de once mil hectáreas del Parque Nacional Cofre de Perote en uno de los ejemplos más importantes de una política forestal impulsada con asistencia técnica de Finlandia.

En el servicio público en áreas forestales impulsando políticas públicas, luego en un proyecto personal de largo aliento: El  Bosque Ciclo Verde con 37 años de trabajo. Y como jubilado, lleva tres décadas “sembrando conciencias” entre campesinos y empresarios que adoptaron como propias las enseñanzas finlandeses del cuidado y explotación racional forestal.

Foto: Identidad Veracruz

El cambio de mentalidad significó aumentar la masa forestal que había sido destruida para campos de cultivo de maíz, papa y frijol ó para pastoreo de ganado (en seis años se reforestaron casi 6 mil hectáreas en la región); y un ingreso económico mayor a ejidatarios y campesinos, que hoy explotan la madera racionalmente, pero con visión comercial.

“Era decirles a los campesinos que se podían generar 70 toneladas de papa sustentablemente, cuando ellos tenían una producción  de 13 toneladas dándole en la torre al bosque, sacamos los borregos  con apoyos y quitamos presión al bosque”, dijo.

Siendo director general de programación forestal del gobierno federal, se convirtió en contra parte ante Gobierno de Finlandia y eso le dio la oportunidad de descubrir la nueva estrategia del manejo de los bosques.

En el Bosque del Ciclo Verde (BCV), una especie de pino rojo alcanza un diámetro para ser aprovechado comercialmente en sólo 18 años, mientras que en países con alta vocación forestal tardan más de 100 años.

“Todo el desarrollo del Valle de Perote fue con una estrategia que era disminuir la presión al bosque”, dice Pedro Ernesto del Castillo, quien a la par de rescatar a la montaña,  creó el Corporativo Bosque del Ciclo Verde, el rancho más importante en el sureste mexicano bajo la filosofía del país escandinavo.

Foto: Identidad Veracruz

Fue en 1985, hace ya 37 años, cuando a la par de salvar los bosques, decidió emprender su proyecto personal de largo aliento, el  Bosque del Ciclo Verde, hoy uno de los ranchos líderes en venta de árboles de navidad y el único proyectos  en Latinoamérica con espectáculos dentro del bosque.

“Sabíamos que era por mucho tiempo, porque fui muy afortunado dentro de mi carrera y me encontré con gente de lo forestal que me vacunó a favor y me metí muy fuerte y siempre fue un proyecto pensado así”, relata.

Con unos ahorros familiares adquirió 16 hectáreas (hoy suman 28) y empezó a sembrar árboles  donde solo había monte y las tierras agrícolas las transformó en bosques, aunque  eso le llevó varios  años y uno que otra recomendación de su esposa.

“Mi esposa decía que no se movía (que no crecían los árboles), porque el ciclo vegetativo primero es en las raíces y ya a partir del cuarto año se empieza a ver y yo le decía: hay que esperar”, recuerda.

Jamás sintió miedo, porque siempre les dijo a sus empleados y amigos que todo mundo debe tener un proyecto alternativo, aunque sea una tienda de abarrotes “porque no se sabe que pueda ocurrir en el futuro”.

En el servicio público supo lo vulnerable que era debido a que su carrera dependía del ánimo de los gobernantes y entonces emprendió su proyecto para que fuera compatible con sus actividades, y preparara su retiro.

“Pienso que si no hubiéramos empezado y hecho esta inversión con poco dinero y con mucho tiempo, estaría en problemas, en graves problemas, porque cuando descubrí mi pensión dije:  Bendito sea a Dios que tengo dónde caer”, dice con una sonrisa.

Foto: Identidad Veracruz

Con el método exportado desde Finlandia, han logrado un crecimiento de 32 metros cúbicos de madera anual por hectárea, cuando el promedio nacional es de tan sólo 1.4.

Y gracias a esas enseñanzas, el rancho que dirige recibió el Premio Nacional Forestal, el Premio como Productor Líder y el premio Internacional a la Innovación Productiva Sustentable.

“Pusimos nuestro grano de arena”, admite finalmente Pedro Ernesto, mientras camina por el bosque acompañado de su fiel compañero “Azul”.

Foto: Identidad Veracruz

 

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