El olor de los campos naranjas de Veracruz

Patricia Rodríguez

A finales de octubre, los campos de San Pablo Coapa lucen un tono naranja encendido y un olor intenso que anuncia la llegada de las almas del más allá. Sus pobladores miran con entusiasmo ese característico color de fuerza, energía y exaltación que crece en sus tierras.

A 40 minutos de la capital veracruzana se localiza esta comunidad que conserva una antigua iglesia del siglo XVI y la tradición de cultivar año con año la flor de cempasúchil para contribuir a la tradición de Día de Muertos.

Don Gil Rojas recuerda que desde el Porfiriato los abuelos sembraban  en este rincón de Naolinco este  especie autóctona de México, pero lo hacían para consumo de la familia. Ahora con la mediatización de la festividad, tiene un carácter comercial para sus productores.

Tiene 25 años que trabaja la flor y sus compradores son de la región de Xalapa, la capital del estado de Veracruz.

Foto: Identidad Veracruzana

Para que alcance una altura aproximada de 30 centímetros, se requieren al menos cuatro meses de trabajos previos. Primero se siembra la semilla en invernadero y al segundo mes se trasplanta en la tierra donde año con año crece y florece. Y después de la festividad, esa misma tierra se limpia y se reutiliza para cosechar maíz.

Su nombre científico es Tagetes erecta y su vocablo en náhuatl significa ‘veinte flor’ o ‘flor de veinte pétalos’. Quienes la cultivan aseguran que no necesita de muchos cuidados, es fácil de trabajar, pero cuando ya esta la flor, la lluvia sí la afecta. Luce aplastada e incluso con tierra.

Su olor evoca a todos la llegada de la tradición de Día de Muertos en México, pero para quienes la cortan se impregnan de ella. Su aroma permanece y puede provocarles dolor de cabeza. Aún así, la alegría por ver el campo colorido es mayor.

“Se ve muy bonito con las flores, ahorita porque le afectó el aire pero se veía precioso la semana pasada”, explica José Luis López Hernández, quien lleva 18 años de cultivar la flor de cempasúchil (es de los lleva menos tiempo de sembrarla en ese pueblo de Veracruz).

“En junio y julio la regamos (la planta) para sacarla al mes siguiente, con 30 días más crece a 30 centímetros, sobre de eso ya podemos cortarla”, explica. Ese mismo terreno será para cultivar papa el resto del año.

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